
Ser dueño de un semblante juvenil sin recurrir a los medios de la cirugía es un medio mucho más simple si se realiza con la aplicación de implantes faciales: la dermis se alisa bastante y toma un aspecto más terso y joven. Los transplantes fisonómicos de rostro son hoy día recursos fundamentales con los que puede contar actualmente la medicina estética. Están expresamente recomendados para la corrección de las arrugas, los surcos, las marcas y las cicatrices, como por ejemplo las depresiones del cutis. De todas maneras aquellos implantes faciales permiten la remodelación y el crecimiento de distintas zonas faciales como los labios, el mentón, las mejillas, etc…
Para todo esto resulta clave que el cirujano que ha realizado la operación estética sepa con precisión cuáles son las peculiaridades y demás conjeturas de las diferentes sustancias que hay en el mercado. Es necesario que un profesional contemple las particularidades y necesidades de cada paciente, valorarando el tipo de piel, las estructuras a recolocar y la necesidad de uno u otro método terapéutico, para conseguir un aspecto óptimo y natural.